El chamanismo es de las primeras expresiones de tradición espiritual (5 mil años atrás) que da cuenta de una experiencia personal con lo divino, es la práctica de movernos de lo ordinario hacia algo más profundo, algo trascendente a lo individual y humano.

La palabra chamán tiene su origen en el Asia central de Siberia y semánticamente está relacionada con significados como “saber” y “calor”, dando cuenta de que una de las características de la tradición chamánica es el conocimiento que surge de la transformación.  Lo que caracteriza al chamanismo es que inicia al individuo en la posibilidad de trascender su concepción de normalidad y una vida basada en lo concreto y en el mundo de la causa y el efecto, a menudo, a través de la propia transformación. La experiencia chamánica es, por naturaleza, profundamente vivencial y subjetiva. De aquí que la autoridad del chamán y poder radica en su relación personal con lo divino, una relación que le ha venido después de una profunda transformación – literal y/o metafórica-  a veces en forma de enfermedad, otras veces en forma de sueños o en forma de llamados hacia la vida interior.

En Macuil, retomamos la importancia de la sabiduría ancestral, las formas primarias de espiritualidad que, consideramos, son las bases de cualquier psicológico moderno que se ocupe del alma y sus fenómenos. Desmitificar las tradiciones chamánicas, implica dejar a un lado la idea de que, lo que es ajeno a nuestros entendimientos de normal, es extraño, raro o enfermo, así como la idea de que la salud equivale a ser normal y funcionar bajo normas establecidas por autoridades externas al individuo y a su propia relación con el bien y mal estar.

En la base, el chamanismo implica la necesidad, menos extraña y rara y más simple y natural, de conectar con una fuente de sabiduría mayor al entendimiento habitual para obtener conocimiento, sanación y poder.  En realidad, el chamanismo tiene que ver con las tecnologías del cambio del estado de la percepción ordinaria; todas las técnicas (meditación, hipnosis, danza, respiración, cantos) están diseñadas para mover nuestra atención de lo ordinario hacia la posibilidad de experimentar las cosas de manera diferente: el mundo espiritual.

Al mismo tiempo, tan fundamental como conectar con algo mayor y ajeno a nosotros mismos, es la necesidad de recuperar el poder personal. La manera en que funciona la sanación chamánica es cuando el individuo se reconecta consigo y con el espíritu.

Cuando no nos sentimos parte de algo más, estamos aislados, alienados; cuando hay mal-estar con nosotros mismos, estamos divididos, en guerra con uno mismo, literalmente, nos perdemos. Cuando re-conocemos que somos parte de algo y, pertenecemos, estamos saludables (completos), cuando encontramos el bien-estar con uno mismo, somos poderosos (podemos ser).